Hoy llegue temprano, mucho antes
que salga el sol, como en otras ocasiones solamente anhelaba ver tus ojos para
creer en que todo estaba bien y que me encontraba ya en el mejor lugar, a tu
lado.
Empuje la puerta de la
habitación, todo andaba desordenado y tu sueño era tan profundo que a pesar del
ruido que hice no te despertaste. Me acerque y me senté a un lado de la cama,
te contemplaba, con admiración, ansiosa de ver tus ojos, con ganas de escucharte,
animada por recibir un abrazo, con razón y sentido para decirte que te amo y
que el extrañarte había sido en todos estos días una constante.
Mientras mis dedos se enredaban
en tus cabellos, tú seguías quieto, mis manos comenzaron a recorrer tus brazos
y tu espalda esperando una reacción tuya, pensé en hacerte cosquillas porque
las detestas, pero el despertar de improviso siempre te pone de mal humor…
preferí esperar.
Entre tanto mi mente era
absorbida por una suerte de recuerdos, comidas fuera de casa, conversas hasta
tarde, películas que veíamos juntos, los momentos en que éramos cómplices sin
importarnos nada, y poco a poco sonreía más. A la vez, mis ojos ya no podían contener
las lágrimas <esas tan caprichosas, porque no les importa en qué momento salir,
dónde o ante quién hacerlo solamente buscan libertad> también un gran nudo
en mi garganta hacía más difícil el respirar, de nuevo todo se puso confuso,
todo, todo, menos la certeza de que ya no estabas lejos.
En ese instante, decidí
levantarme e irme, mientras llegaba a la puerta escuche tu voz… el reclamo era
evidente.
-¿Por qué te demoraste tanto? ¿Por qué llegas recién? ¿Por
qué no me dijiste que pasaba? ¿Por qué? --Tus ojos brillaban, tu voz se
agravaba, tu rostro tenía una expresión recia – ¿Es qué ya no piensas en
nosotros, es qué ya no quieres volver?
Mi rostro palideció, una
alternativa jamás fue el no volver, después de tantos malos momentos todo era
tan confuso que mi único oasis parecía que ya no existía, al verme inmóvil se
acercó y me abrazo, en mucho tiempo no había disfrutado tanto de un abrazo como
ese, cálido, tierno, protector, desinteresado, y mirándome fijamente dijo.
-Todo está bien, ya estás aquí,
nada puede pasar en nuestra cuevita.
¡Cierto!, nada puede pasar en
nuestra cuevita, a pesar de que vas creciendo y te crees todo un hombre, sigues
recordando que eres Mi Oso, conversamos un largo rato, hasta que nos avisaron
que el desayuno estaba listo, me diste un beso y me llevaste de la mano.
Es verdad, ya vas creciendo! Y cada día me emociona más que tu corazón tierno se fortalezca, que surjan más ideas en tu mente, que te inquieten más preguntas, sobre todo, que las palabras dichas sean siempre sinceras y cariñosas. ¡Te amo Osote y siempre quiero estar a tu lado!
*Escrito por Mi, para Ti, con mucho Yo.
![]() |
Imagen de alguna página web. |