“Para un árbol, cambiar de sito es la muerte; para un hombre,
cambiar de sitio es la vida.”
He Zhiwu[1]
Por diversas
razones, no nos encontramos en el lugar en el que quisiéramos estar. Lo que
hace que de una u otra forma busquemos cambiar de ciudad, región, o país, para
encontrar aquello que queremos: estudios, trabajo, familia, salud, amor, etc. Es
interesante lo que sucede por la simple, y a veces, no tan complicada, decisión
de cambiar de lugar.
¿Motivos?
Tantos. Depende de las personas, lo que sí es que sea cuál sea, será aquello que
nos impulsa a pagar un pasaje o comprar un boleto (en un país con tanta
informalidad, como el nuestro, sucede lo primero). Planear mil detalles: alistar
una mochila o una maleta (si es un viaje corto o largo), alojamiento, bienvenidas,
despedidas, itinerarios, paseos, dinero, etc. Y responder preguntas: ¿Cómo llego?,
¿Dónde llego?, ¿Cuánto cuestan los pasajes?, ¿Cuánto me demorare en llegar?, ¿Cuánto
tiempo necesito?, y otras tantas.
En el
transcurso de mi vida, que no es mucha, he conocido a muchas personas que han
viajado, buscando aquello que l@s inspira,
ahora se me viene a la cabeza muchos nombres, muchos rostros, muchas
situaciones, muchas conversas y muchas lecciones. Lo que me encanta es que esas
personas nunca fueron l@s mism@s a cuando iniciaron ese “viaje”.
¿Y el
camino?, dependiendo del lugar al que se quiere llegar, tendremos partidas y llegadas
tal vez muy distintas. Mientras voy escribiendo, imagino sus rostros al
recordar sus viajes, y espero que estén sonriendo recordando el que más les
encanto, o el que jamás olvidaran. Una frase que resumiría lo que sucede al
final de cada viaje, en palabras de García Márquez: “La vida no es lo que uno
vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla".[2]
Ahora, ¿el
transporte?, existen tantos, y para muchos bolsillos, no digo para todos,
muchos aún no pueden hacer uso de los servicios existentes.
¿Y por
qué me animo a escribir sobre motivaciones para un viaje, por qué seguimos un camino?
Hoy me
tocaba llegar a la calurosa, algo desordenada y poco aburrida: Villa El
Pedregal.
Al salir
de casa rumbo al terminal, me tocaba elegir, en la Av. Progreso, entre una
combi de la Ruta 33 o un taxi. Llegando al terminal podíamos escoger entre un
bus de la Empresa Del Carpio o un mini bus. Ya en el terminal de Majes y para
llegar a casa, teníamos como alternativas: ir caminando o en mototaxi. Por una cuestión
de comodidad y tiempo, en todos los casos me decidí por la segunda opción,
aunque eso significara gastos adicionales.
Usualmente
el viaje es corto y tranquilo, pero justo hoy nos desviaron de la ruta normal,
la razón: la partida de los participantes del Dakar. Al menos mi viaje se hizo
ameno por la compañía, un entusiasta muchacho, conversador, con buen sentido
del humor y asesor de una empresa comercializadora de vehículos, que me iba
poniendo al tanto de los entretelones de la competencia que alboroto el país estos
días.
Bueno,
ya empezamos un nuevo año y espero que ciertas cosas mejoren: las vías de comunicación,
el respeto por la normas y las señales de transito, que los pasajeros,
cobradores, conductores y policías dejémonos de hacernos “los chuecos” cuando
nos conviene, vehículos seguros, autoridades del sector cuya administración de
recursos humanos, financieros e
infraestructura sea el adecuado, etc, etc.
Ahora sí
respondo, hoy es el cumpleaños de mi Má, la mujer más especial para mí, y sea
del lugar que sea, siempre volvería para verla, y disfrutarla:
¡Feliz cumpleaños Má!
Gracias
por todo, por ser la razón para pensar en regresar y que Dios nos permita tener
mil oportunidades más.
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